pico y pala

hoy vacié un muerto

todavía conservaba una presencia desapercibida que comprimía el aire

cavé profundo entre sus escombros 

pico y pala. pico y pala

me enterré casi de cabeza en la tierra reseca

rebusqué entre las raíces carbonizadas 

con mucho esfuerzo conseguí arrancar 

el carozo que endurecía su centro

cuando por fin lo desenterré 

se trataba de un corazón hecho piedra  

le ofrecí un pequeño homenaje 

para salvarlo por un instante del olvido

me despedí de él en la basura

atesorando su vacío en el cuenco de mis manos

como el hueso

recostada a la vera del río la piedra sueña 
con el cuerpo que alguna vez fue de barro
como el hueso
guarda en su memoria la suavidad del líquido espeso 
que dio forma a su materia
como el hueso
sabe que en el centro de la blandura
radica la esencia de su potencia

en el corazón de una rígida apariencia
bulle la tibieza de aquello que cura y salva

germen

si hay eternidad
vive en esta lluvia

con delicadeza una de sus gotas se posa
sobre el pétalo recién nacido
apenas una brisa alcanza para que comience a temblar
y deforme el pequeño espejo en el que cielo refleja sus mañas

después vendrá el viento 
a revolotear ramas y palabras gastadas
para devolverlas a la finitud de los días

del hechizo sólo quedará un vacío 
germen de vida
a la espera de la llegada del sol

aguas oscuras

con los ojos casi ciegos
atravieso el espejo
atenta al sonido de lo invisible
nado en lo oscuro de sus aguas

avanzo, grávida de viento
por el desierto de la palabra
despojada de sorpresa
con el rostro del asombro tallado sobre mi cara

acróbata de los rincones

la suerte fue echada a volar 
-acróbata de las rincones-

apuesta su vértigo al vacío

antes de arrojarse a la gravedad de sus leyes

es necesario una pizca de engaño 

para que sea posible el milagro

el azar divino vierte gotas de su pócima
sobre una ilusión dormida

a la sombra del olvido
Dios juega a los dados

tal vez la libertad sea eso

si pudiera alcanzar alguno de mis sueños
podría saber dónde me encuentro

me sumerjo en la niebla que inunda el paisaje
me fundo en ella hasta disolverme
soy una más entre sus partículas
ya nada nos distingue

voy a tientas entre la partida y la llegada
nadie me espera, nadie espera algo de mi

tal vez la libertad sea eso
la ausencia de expectativa
ir a la deriva 
dejando que el camino trace el mapa del recorrido

tal vez la libertad sea eso
la ausencia de pensamiento
el olvido del nombre
un rostro sin marcar

la madre de todas las fuerzas

ante el ojo atento del paisaje
entro en mi pisada 
-en la espesura de su huella-
el peso de mi cuerpo 
atraído por la madre de todas las fuerzas
va a su encuentro 

nuestra mutua reciprocidad redundante
enhebra los hilos de mi vulnerabilidad 
en una trama donde la soledad es el conjunto
-manada, cardumen, gente-

hago acrobacias al amparo de su fragilidad
que también es la mía
me aventuro en el pequeño abismo
me entrego -no me abandono-

desagregada

estoy desagregada
separada de mi y de los otros
por un silencio que escribe puntos

¿cómo leer lo que dice un punto?
¿cómo penetrar los poros de su mutismo?

en lo que no se dice
yace la eternidad.

boca abierta

me dejo respirar por el aire de la mañana

hasta volverme una entre sus partículas

todo es quietud alrededor del pájaro que canta 

el paisaje retiene el aliento
parpadea ante la luz que lo despierta
los techos rugen 
aturdidos por el viento 
que arrastra hojas caídas y palabras en desuso
hacia el ombligo de la noche de los tiempos

boca abierta
con dientes afilados

donde el olvido
se perpetúa

haiku

cielo de fuego

sobre el horizonte 

el sol despierta

allí

camino con sigilo por la vereda 
iluminada por el fractal de sombras
sus destrozos pulsan la velocidad de mis pisadas
ante un empedrado que me advierte de lo efímero

todo lo que nace atesora 

la esencia de su muerte
el día se recuesta

sobre lo inminente de la noche

su finitud descansa

en la eternidad del tiempo

más acá y más allá 

del paso fugaz de las horas
allí,  la luz traza su aventura
inédita y repetitiva

vuelo iniciático

el día despierta todavía virgen de lágrimas
una luz dócil se cuela tras los vidrios
y revela que lo bello 
ha comenzado a derramarse sobre la calle
las gamas se amalgaman en un cielo 
que protege y a la vez desnuda
la intemperie de las ramas
la última hoja del invierno tiembla 
antes de cederle su voluntad al viento

la veo planear en caída libre
vuelo iniciático para su última danza

haiku

la hoja tiembla
en la rama desnuda
antes de caer

consuelo

cuando el dolor ya no me necesite
y se haya disuelto en el vacío de la espera
la pena de existir clamará por mi presencia
me exigirá consuelo

sin dudar acudiré a su cita 

con los ojos prendidos todavía a mis pisadas 
aturdida por muros

descascarados de silencio 

no se si notarán mi presencia
tal vez sí la de mi sombra

germen

el silencio dejó caer su manto  

pálida, la calle respira con sonido hueco
estremecida por un escalofrío 
que se derrama por su piel 

las palabras quedaron huérfanas

la tristeza arrastra a lo inefable 
hasta el corazón del desamparo

allí anida el germen de un grito que late

a paso lento

me muevo a paso lento
la memoria de la que fui
me pisa los talones y sonríe 
con un dejo de burla y desconcierto

casi sin darme cuenta
me he vuelto una sombra
que llega a destiempo
en la premura de la tarde

cautiva

la palabra arrastra su pata renga
en un terreno minado por la incertidumbre
en el que el miedo brota 
bajo la forma de pequeños agujeros negros

sin atreverse a dar la cara

la sombra de los espectros 

protege la guarida

donde trafica la desgracia

la poesía se demora

ante las fauces de lo insondable

cautiva del grito mudo

que alumbra esta noche larga

caléndula

tu elixir empapa mis papilas
me entrego a la lozanía de tus pétalos 
me dejo embriagar por la potencia de lo frágil
la caléndula que hay en mi despierta 
y se despereza en la espesura de mi carne
la seda blanca de su capullo cae 
como un velo sobre la herida abierta
y la salva de la peste

necia y sorda

presente en cada una de mis ausencias

la herida todavía abierta
hunde una vez más 
su pregunta en el vacío y lo ahueca 
insiste -necia y sorda-
Ante los reclamos del alma inefable
que late en en el corazón de toda respuesta

ausente

a pesar del ruido insolente
que irrumpe por la ventana
la quietud exhala una bocanada de silencio
desde donde me encuentro
puedo observar los cambios de tonos
que se suceden a lo largo de la tarde
aquí la luz directa del sol está ausente
sólo queda el recuerdo de su esplendor
derramado sobre la calle

a pie

la tarde tiene el sonido 

de los espejos al romperse

retazos de deseos 

giran sobre sí mismos y merodean 

entre los bordes afilados

de una acción caída en desuso

mi vida se balancea
suspendida de su fragilidad

hundo mi peso en la pisada impar
busco que mi presencia
penetre en su huella
avanzo de a pie

dormir

algunas noches dormir resulta una proeza
debemos vencer los demonios 
que agitan el arrepentimiento
la idea que retorna -idéntica a sí misma-
a reclamar el perdón 
por no haber evitado lo inevitable
cuando por fin lo logramos 
dormir resulta una bendición
nos regala el alivio del dolor
el olvido de que el tiempo se ha desgarrado
y que la calle vacía
añora nuestra presencia

morí junto a la tarde

bajo la luz difusa

morí ahogada junto a la tarde

en el reflejo de un charco

cubierto de noche

puro contraste

busco caminos por donde perderme
me camuflo en mi reflejo en el agua

sobre el que los pétalos recién caídos

deslizan su ternura

apenas una brisa alcanza 
para interrumpir el espejismo de lo idéntico

la fidelidad de los colores se desvanece junto al sol 
en el momento en  el que se oculta detrás de una nube
el blanco y negro se apodera de los reflejos
bajo el imperio de un puro contraste

la claridad de las sombras

con la punta de los dedos 
presiono la tierra reseca 
intento adivinar dónde nace el precipicio

una piedra se desprende y rueda

desnudando lo empinado de la pendiente

sutil, el polvo se eleva desde el suelo
y alimenta la niebla que pasea por el paisaje

la verdad agazapada en alguna de sus formas

sueña y se desvela

con la claridad de las sombras

hacia allí

en la hora en la que el viento
atempera su bravura

y el sol declina su potencia 

las sombras se abren paso

como si buscaran alcanzar la noche

se recuestan sobre la arena

y tienden los puentes 

hacia la futura negrura 

allí donde nada permite distinguir 

el roce de la tierra y el cielo

y el clamor incesante del océano 

se oculta en el silencio que abarca al paisaje

ser a través

me recuesto sobre el viento
dejo que el flujo de las mareas
me guíe hacia tu orilla
confiar es poder ser a través