abrumada de silencio

las palabras se secaron 
y la boca quedó abrumada de silencio

amo talismán

contar y recontar en la agonía
la nostalgia de una época perdida
adorar en un altar al amo talismán 

desgarrado por las cuchillas 

de un tiempo llagado

por un presente roto

honrar su travesía

para salvarnos 

para salvarlo

a tientas 

entre las tinieblas de una tormenta

que nos arrastra huérfanos

a la deriva

epitafio

gracias al peso de mi vientre 

que atesora las lágrimas 

que nunca derramaré

muero ahí donde termina

lo empinado del camino

me hago una con mis penas

y clavo el sufrimiento en mi memoria

me hundo en el fondo del abismo

naufrago de la historia

soy el petróleo de los mares

el veneno de la tierra

la peste del aire

el grito ahogado que agujerea la noche 

con las últimas palabras 

que nunca serán dichas

vengo a poner orden

el mago

la oscuridad cavó la fosa 
y enterró la noche
ahí donde la luz agoniza
y las penumbras sepultan las sombras
todavía húmedas por la llovizna
que llora la muerte del mago

como el olor a la tierra mojada
el adiós inundó el aire
con el perfume del desamparo

esencia mineral

reseca la hoja 

confía su destino

a la deriva del viento

en cada recaída recuerda

su origen de plomo

haciendo surco en el corazón de la tierra

bala perdida de su esencia mineral

haiku

el aire duele

la soledad desnuda

cae sobre mi

haiku

esta mañana

la opacidad brilla

bajo la lluvia

líquido espeso

vivir es un líquido espeso
un moco en el estanque

donde se pegotea
la resaca de un pasado

eterno en su agonía
un presente vacío 

de ecos y de sombras

sin rastros de lo efímero
huérfano de porvenir

haiku

tierra y cielo

horizonte de fuego

ante los ojos

merodean buitres

merodean buitres

un siseo sordo

murmura la cantinela

del viejo estribillo gastado

acechan voraces, acechan

se relamen con ansia, se relamen

parasitan el aire

con la melancolía 

que es veneno

buscan destripar del hueso

los restos de la carne y su deseo

pitido afónico

abono tu silencio con el mío

lo amplifico hasta hacerlo estallar

en un pitido afónico

que se apaga apenas se enciende

no puede evitarse

junto al silbido de tu sombra

se desvanece en la mudez del aire

vieja cantinela

tras el murmullo de una vieja cantinela gastada
la soledad se balancea en la densidad del silencio
que penetra con sigilo por los poros de la noche

la calle anónima

bajo el fulgor de las sombras
la noche derrama su misterio
sobre la calle anónima

la rama desnuda

la rama desnuda no alivia
el agobio al que somete
la prepotencia de un tiempo
que se adelanta a su época
el desamparo ahoga
la pausa necesaria
bajo su inclemencia
nada nos salva

epílogo de su presencia

apenas perciben su roce
los labios le cierran paso
los dientes trituran
la presa salvaje
-su fuerza espontánea-
un calambre de lengua
pulveriza las palabras
y esparce las letras
cautivas que estallan
dentro de la boca
...
el halo trémulo
de un suspiro
impregnará el aire
de la frase maniatada
será el último vestigio
epílogo de su presencia

no son bestias

lubrican su éxtasis
con los aullidos de horror
que exhala en su agonía
el joven cuerpo
la baba de sus goces
salpica los gemidos
que hieren el aire
duele en la grieta
la palabra inefable
...
no son bestias

haiku

gozan las bestias

sordas a los gemidos

del joven muerto

haiku

resplandor fugaz

en la noche opaca

sobre tus ojos

umbral

las ansias descansan
en la quietud del umbral
deshabitado de presencia

el retorno de un pasado

cubierto de noche
bajo el resplandor fugaz
de un amor desangelado
vierte en esquirlas sus lágrimas
el retorno de un pasado

manojo de alfileres

la mañana se suicida
en un manojo de alfileres
que se precipitan al vacío
hartos de sujetar el tiempo
un cielo destrozado
impacta contra su reflejo
espejo de sus heridas
sobre el asfalto mojado

testigo de sus despojos

bajo un cielo de vidrio
el aire desnuda
la fragilidad de sus mañas
piel y hueso
ancla sus raíces
sorteando la trampa
de un porvenir cancelado
para atesorar el instante
testigo de sus despojos

haiku

huyen las ratas

agonía del pobre

moral ausente

sólo la luz

atenta a mi sombra
doy fe
sólo la luz torna el gesto trascendente

amanecer opaco

es un amanecer opaco
la miel abandonó los colores
sumiéndolos en la intimidad
de su propia sombra
adivino el aire frágil
detrás del vidrio
adivino el invierno
en camino
la espera inevitable
con necesidad se sucede
soy su presa, un puro testigo
cada tanto un soplo inesperado
desparrama una paleta de ocres
sobre el cemento

el sueño del camalote

¿con qué sueña el pimpollo de camalote
cuando con la suavidad del lodo
que nutre sus raíces
despliega sus pétalos
sobre el moho del estanque?
...
sueña con las pepitas doradas del sol
que resplandecen en el agua clara
sobre el espejismo de su piel
barnizada de barro
que una brisa tenue apenas desplaza

aquelarre

bajo la máscara de la quietud
me amparo en la distancia
conjuro mi panacea
alquimia de cuerpo fuego y palabras
invoco a mis tinieblas
burbujea su aquelarre
el vacío en mis entrañas

la noche apagada

en una época sin épica
el tic obsceno del tirano
perturba el silencio
tintinea tenebrosa
su voluptuosa demencia
en un bullicio de almas
que salpican
la noche apagada

haiku

tiempo de hielo

quietud en las raíces

umbral en pausa

vapores de odio

tensa el miedo la madera
hasta que cruje su savia
entre vapores de odio
exuda peste en sus entrañas
y entre vísceras revueltas
al fin acuden las lágrimas
sedientas como agua bendita
purgan de inmundicia las plegarias

haiku

sobre el muro

sus alas parpadean
junto al viento

salud amordazada

sobre el dintel de la guarida
impactan los ecos
de una salud amordazada
y el latido de un grito
que resiste sordo
en la caverna
de la palabra

zumbido insomne

la oscuridad se apresura
sobre la rutina desierta
en el silencio inmaculado
de un verano interminable
sólo titilan las sombras
agitadas por un roce ausente
y el zumbido insomne
de un mosquito

fosa común

me revuelco
sobre la realidad confinada
en la fosa común
de la distancia
retuerzo el tiempo
trepo la palabra
muerdo la nostalgia
imploro al dios de la revancha
títere del porvenir
dreno cada gota
mientras mi lengua sangra

haiku

bajo la peste

la muerte está sola

sin despedida