laberinto de sol

mi piel se abisma
en el vértigo del viento
babel sonoro
sobre el eco de la tarde
repta mi sexo
el peldaño voluptuoso
tiende su cáliz
por el laberinto del sol

el ojo malo

el ojo malo penetra la piel expuesta
cala hondo su pócima envenenada
irrita el hueso hasta hacer que arda

haiku

neblina de sol

alivia el camino

desde la cima

noche derramada

de pronto la noche

se derramó en pleno día
sepultando los matices junto 

a la espesura de sus formas

sólo los techos abrumados por el granizo

chillaron despedazando el silencio

haiku

un autor firma

con su puño y letra

la servilleta

presencias

bajo la noche derramada
yace la claridad de las sombras

pulsos

susurra la hierba

el secreto de sus raíces

pulsos de rocío

interrumpidos por la corriente

coreografía inadvertida

como por contagio
se atraen y dispersan
habitando nuevas formas
coreografía inadvertida
por ojos obnubilados
en un cielo diáfano
el atardecer comienza
cuando empezás a verlo

morado

despereza su trazo morado
seduciendo la negrura
silenciosamente
una noche más se extingue

metamorfosis

peregrina en transe
tu vuelo errante
traza sobre la noche
un haz de luz
vestigio fugaz
de tu nuevo amanecer

templanza del vaivén

mi silencio interior

huele a grillos

y rocío de madrugada

templanza del vaivén 

en el compás de las horas

testigo

testigo único de mi propia sombra
el eco de mi pisada retumba
sobre la baldosa desierta

la belleza del mounstruo

una ola crece
se eleva
arrastra barro de fondo
artesanía
que da forma a la materia
un cuerpo nuevo
belleza de látex
danza entre las aguas
se endurece, se seca
se raja y resquebraja
queda hecho pedazos
sus fragmentos imantados
se atraen nuevamente
quedan marcas de costura
que sugieren las roturas
un bello monstruo
danza entre las aguas

imperios sin frontera

amanece una noche compacta
adentro y afuera
son imperios sin fronteras
una oscuridad sin sombras
un aire sin moléculas
en el silencio sin tiempo
sólo tintinea
el eco de su paso
y la duda
de que vaya a clarear

preludio de primavera

insomne en la madrugada
su canto escande
el paso de los días
sobre el invierno perenne
el alba desnuda
huele a música cálida
preludio de primavera

vestigios

se resbala sobre el cristal
su huella cala el surco
que alguna vez fue gesto
vestigios de la memoria
cicatriz del paso del tiempo

paleta de blancos

la luz parpadea
la piel cerrada
de la noche insomne
filtra su paleta de blancos
en un amanecer pálido
todavía es invierno

haiku

se abre paso

resplandece la niebla

en plena noche

reciprocidad

no hay huella que pierda su sombra
ni sombra que ande olvidada de su huella

haiku

destello fugaz

resplandece la bruma

sobre el filo

gesto que huye no sirve para otra guerra

vuelvo sobre mis pasos
quiero atraparlo
en su precocidad furtiva
gesto que huye no sirve para otra guerra
es fuerza sin maña
caída sin tropiezo
una arruga sin historia
un tiempo sin gloria

haiku

sol de invierno

transparenta su huella

sobre las ramas

y también

el amor es el fracaso de un olvido
y también
el olvido de su fracaso

pleamar en duermevela

me derramo en esta lluvia que ya es eterna
desparramada sobre nuevos suelos
golpeo con las rocas de la escollera
el impacto me devuelve
al silencio que respira
en el murmullo de un mar todavía dormido
llevo las pausas de la marea
pleamar en duermevela

haiku

fugan las sombras

aprisa va la noche

en el otoño

paso fugaz

la desolación se derrama
en un paisaje que encierra
la inmensidad del tiempo
cada tanto, un aleteo en el aire
distrae el paso fugaz de las horas

haiku

daga del tiempo

pálida es su huella

en la penumbra

veneno lascivo

un rugido de serpientes
babea palabras mórbidas
las sílabas derramadas en su veneno lascivo

penetran en sordina

inoculando ausencias
amplificando el vacío

piel de amianto

la simiente de hielo
traspasa tenue
su piel de amianto
gota a gota
su roce metálico
destila una caricia de escarcha
célibe y promiscua

cliché de vos mismo

se cristalizan
los gestos refritos
de tu vida pasteurizada
tu caricatura en desuso
se descascara
desnudando tu materia
eunuco acartonado
en el cliché de vos mismo

melancolía casta

pordiosera del éxtasis
bajo tu sexo encorsetado
tu melancolía casta
censura tu deseo
castigado o impedido
se ahoga miserable
en la agonía austera
del silencio y del olvido

vicio cotidiano

mueca extraña
tu magma vampiro
me succiona
en una mímica vacía
de vicio cotidiano
en el horror apacible
de tu inquietante normalidad

tranquilidad del páramo

bajo la sombra
que la mano proyecta
sobre el desierto blanco
la letra rasga el silencio
reverberan las distancias
ecos de una soledad abrumada
en la tranquilidad del páramo

impersonal

late mi vacío
repiquetea su presencia
impersonal
como la lluvia

yuyo solitario

en el limbo abierto
del deseo helado
el fantasma paria
merodea la nostalgia
outsider todo terreno
crece yuyo  solitario

vampiro

árido, orada
roe y corroe
su carozo opaco
el hueso del tiempo
murmura vampiro
el latir de su larva

Resonancia

Un marco metálico para un cielo de postal acartonada. Sobre un azul traslúcido, unas nubes blancas algodonosas insinúan su movimiento. .La imagen brilla pareja y refracta una luz fría bajo consumo. Me colocan los auriculares. Estoy por zarpar rumbo a una zona en la que pueden haber ruidos molestos. Por las dudas entre-cierro los ojos mientras soy conducida acostada a través de una suerte de cilindro metálico. Llevo una pesa sobre el hombro derecho, creo que para recordarme no moverlo. 

Me estacionan al final del túnel. Parece hecho a mi medida. Nadie más tendría lugar allí. Comienza a sonar un pitido afónico que no se decide del todo por lo agudo. .Inmediatamente estallan sonidos industriales distorsionados. Puedo reconocer el impacto del peso de la mano en la herramienta que golpea sobre la chapa. También el ruido de los motores torciendo su destino en el arranque. 

Sueño. Me encuentro debajo de una sombrilla. El sol de mediodía cae en picada. La sombra que ofrece es escasa. Allí tampoco hay lugar para alguien más.

Estoy sola, sin alternativa. No hay adentro ni afuera. Pierdo mis contornos fundiéndome en el entorno. Puedo serlo todo. Ya dejé de ser algo presente en la vida de los otros.

Cada tanto los ruidos se detienen y quedo sumida en un silencio absoluto. De todos modos la pausa no dura lo suficiente para inquietarme. Pienso en que morir debe ser algo parecido. Flotar en la permanencia de un no lugar. Una presencia acuosa imperceptible.

El pitido afónico interrumpe mis cavilaciones. Me extraen rápidamente del túnel. Lo sé porque una luz blanca se filtra a través de mis párpados pesados. Todavía con los auriculares puestos escucho la voz que me dice: "listo, terminamos".

bruma del tiempo

respiro el aire de abril
su olor a melancolía abombada
en la lápida gastada
de un recuerdo en desuso

la bruma del tiempo
su latido en la memoria

piedra

talla la piedra
el cauce del tiempo
en el misterio de su forma

inasible

penetrado por el fuego del ocaso
danza inasible
el cuerpo errático
en la llama del crepúsculo

elixir

gota a gota
vierte su elixir
la palabra nunca dicha
calando hondo en el aire
el perfume del hastío

haiku

pasa errante

la luz del crepúsculo

el día huye

piel del ocaso

el cielo descascara
la piel del ocaso
piedra lustrosa
cristal del tiempo
que le dio su forma

paz conyugal

el silencio nutre
su pincelada árida
en el amor desierto
de la paz conyugal

testigo

me sumerjo
en sus contorsiones
espío anónima
sus vicios
acróbata
pliegue en su quietud
un testigo

lava hirviente

allí donde el cielo
rompe su silencio
grita mi lava hirviente

un rugido que encandila

aturdiendo las distancias

Encuentro furtivo

Sólo el rumor del mar, atento al vaivén de la marea, escande el silencio. La playa se sumerge por completo en la negrura desnuda de ecos y de sombras. La espesura de las nubes oculta la presencia de la luna y las estrellas. A pasos de la orilla, un hombre, plegado a la quietud de la tanza, respira sutil el ritmo de su vibración. Su presencia parece no tener tiempo. 

Todo movimiento es imperceptible. Es una noche sin viento. En los ojos del pescador se reflejan flashes sutiles de una luz lejana y el contorno de mi silueta. Anónimos, nuestro encuentro es el de los amantes furtivos. Impregnados del perfume de lo que se anuncia, nos entregamos a su espera. La tormenta sonará opaca debido a la distancia. Verterá su resplandor en destellos. El mar agitará la senda por donde camino, olvidada de que alguna vez también fui cuerpo.

camino

camino
me aparto
me borro
ya me fui

hechizo de tormenta

se funden en la negrura sin sombras
y un silencio sin ecos los absorbe
cautivos del vaivén
de las pausas y sus flujos
acompasan sus caprichos
hechizados de tormenta
suspiran destellos
un resplandor en filigrana
se agita sobre el mar

resaca emocional

tu roce estéril

me cubrió de agujeros

purgo la peste de tu mirada flácida

vaho de un pedo inútil

resaca emocional