Para finalizar, todavía se añade aquí una advertencia. Después de atravesar las aguas, sólo se le puede a uno hundir la cabeza cuando con frivolidad vuelve a dirigirse hacia el agua. Mientras uno marcha hacia adelante sin mirar atrás, se salva uno del peligro. Pero hay cierta atracción seductora en el deseo de detenerse para mirar hacia atrás y contemplar el peligro superado. Lo cierto es que semejante vanidosa autocontemplación, como en un espejo, no aporta ninguna dicha. Esto sólo conduce al peligro y si uno no se decide a tiempo a avanzar incesantemente hacia adelante, será víctima de ese peligro.
arriba, K´an, Lo abismal, el agua
abajo Li, Lo adherente, el fuego
del I ching
¡¡¡Muy Feliz 2012!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario