con ojos de fuego
el sol apresura
la agonía de las flores recién nacidas
la ternura de un capullo me toma por asalto
y no puedo más que advertir -una vez más-
la fragilidad de toda belleza
la fragilidad de toda belleza
pliego entonces los pétalos sobre el pistilo
pongo a salvo su perfume a entusiasmo
y la confianza en los misterios de su potencia
pongo a salvo su perfume a entusiasmo
y la confianza en los misterios de su potencia
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