sacude las sombras que la noche dejó
olvidadas en el momento de su retirada
lanza sus flechas hacia un vacío de presencias sólo aparente
él sabe que el sigilo con el que el aire ha amanecido
pronto será viento
y que entonces la calma en la que se mecen las ramas de los árboles
hará remolinos en una sinfonía estridente
ladra, insiste imperturbable
ladra y retumba
hasta que sus ecos consiguen desgarrar
el velo de lo apacible
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