sábado, 15 de septiembre de 2018

La ceremonia del mate


El mate es una de las primeras cosas de las que me ocupo minutos después de despertar. Todas las mañanas preparo  un termo con agua caliente y el kit correspondiente -mate yerba y bombilla- únicos protagonistas de la bandeja que llevo a la cama. La llegada del  mate a la cama da comienzo al rito. Mientras el tiempo transcurre a cuenta gotas en cada cebada, me mantengo en completo silencio.  Aferrada a mi mate con ambas manos, me sostengo en la tarea de desprenderme de las vivencias del  no tiempo.  Retazos de sueños, saldos del suspenso,  devienen notas escritas en mi libreta.  Lentamente voy despidiéndome del abandono dispuesto por  la noche. La luz y ciertos sonidos  se filtran trazando el espacio. Como ella, comienzo a disolverme  en un contorno impuesto por  colores y formas. Muda  de palabras voy recogiendo mis fragmentos a medida que el agua se acaba. La última gota de agua bendita  coincide con el momento de vestirme del  ropaje cotidiano y hacer caso a la respuesta que alguna vez di a la pregunta de  quién soy.




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