hoy vacié un muerto
todavía conservaba una presencia desapercibida que comprimía el aire
cavé profundo entre sus escombros
pico y pala. pico y pala
me enterré casi de cabeza en la tierra reseca
rebusqué entre las raíces carbonizadas
con mucho esfuerzo conseguí arrancar
el carozo que endurecía su centro
cuando por fin lo desenterré
se trataba de un corazón hecho piedra
le ofrecí un pequeño homenaje
para salvarlo por un instante del olvido
me despedí de él en la basura
atesorando su vacío en el cuenco de mis manos


