dagas de hielo
hieren la esperanza
tras el desvelo
hieren la esperanza
tras el desvelo
la opacidad de lo estridente se rinde y declina
ante el brillo austero del invierno
los esqueletos de la memoria al desnudo
ofrecen en reverencia sus plegarias
ante un cielo que abraza sin distracciones
la llamarada helada de la que brota
el silencio de una tierra inmóvil
el dolor no se falsifica
la carne aúlla herida
en una lengua universal
que no conoce las fronteras
del engaño ni tampoco
amo que pueda interpretarlo
su grito exhuma la tripa
masacrada por la soberbia
atascada en vía muerta
el dolor es cierto
y por eso libre